A escasos veinte minutos andando desde Génova 5, siguiendo la Calle Pelayo, o diez en coche por el Paseo de Recoletos y la Calle de Alcalá, se encuentra uno de los barrios más peculiares de Madrid: el llamado Barrio de las Letras. No se trata de una entidad administrativa, sino de la zona en la que en su día vivieron los escritores más importantes del Siglo de Oro.
Esta zona peatonal, delimitada por Carrera de San Jerónimo, el Paseo del Prado, la calle Atocha y la calle Cruz, se caracteriza por pequeños comercios distintos de los del resto de la ciudad, una oferta gastronómica amplia y variada y numerosos homenajes a grandes literatos.
La Plaza de Santa Ana, adornada con las estatuas de los dramaturgos García Lorca y Calderón de la Barca y llena de terrazas y bares de tapas, es un buen punto para comenzar el recorrido. A un lado encontramos el Teatro Español (reconstruido en 1895) y al otro, el grandioso Hotel Me Reina Victoria. Después, bajando por la calle Atocha, merece la pena detenerse en la iglesia de San Sebastián, que ha visto los bautizos de Tirso de Molina, Jacinto Benavente y el Premio Nobel José de Echegaray, la boda de Bécquer y los entierros de Cervantes, Lope de Vega y Espronceda. El antiguo cementerio de la iglesia es ahora una pintoresca floristería. También en Atocha, en el número 87 en este caso, la Sociedad Cervantina recrea la imprenta de Juan de la Cuesta, donde se imprimió el Quijote.
Continuamos el recorrido subiendo hacia la Calle Huertas, donde citas literarias en letras doradas adornan el suelo. Desde aquí podemos acceder a la Calle del León, antiguo mentidero de representantes, actores y escritores, que se cruza con Lope de Vega, donde se encuentra el Convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso (siglo XVII), donde se enterró a Cervantes. Paralela a Lope de Vega transcurre la Calle Cervantes, donde en la esquina con León una placa señala el lugar donde vivió y murió el autor del Quijote. En la misma calle se encuentra la Casa Museo Lope de Vega y cerca de allí, en la calle Quevedo, una placa indica el lugar donde estuvo la casa del ilustre poeta.
Regresando por la Calle Huertas, en la esquina con Príncipe, está el Palacio de los Duques de Santoña, que data de 1730. Puede terminar su visita al Barrio de las Letras reponiendo fuerzas con las patatas bravas más afamadas de Madrid en Las Bravas, en el callejón del Gato, cerca de Calle Cruz.
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